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Princesa guerrera – Cuento [02/08/2012]

[Princesa Guerrera – Cuento]

En una época donde los veranos eran cálidos y las primaveras eternas, todo el imperio gozaba de felicidad y abundancia, el legado del reino pertenecía a la misma familia desde hace 200 años, la dinastía continuaba.

La grata sorpresa que la Reina estaba esperando un hijo sorprendió a todo el pueblo, el Rey estaba feliz porque iba a tener quien siga con su mandato y su misión. Fue transcurriendo el tiempo y a medida que crecía el vientre de la madre también crecía la ansiedad y las expectativas sobre el bebe. El Rey, por un lado, buscaba un varón como primogénito, la Reina, en cambio, quería que sea una dama quien fuera la heredera. El tiempo pasó rápido, ya empezaban a aparecer las primeras contracciones, lo que para la Reina era dolor y sufrimiento, para el Rey era felicidad y esperanza, las contracciones iban aumentando y haciéndose cada vez mas seguidas.

Sin previo aviso, en una fría noche de Junio la Reina siente que está llegando el momento, acuden al único medico especializado en partos de todo el reino, ubicados en la parte mas alta del palacio y con el cielo cubierto de un océano de las estrellas más brillantes jamás vistas esperaron para recibir con toda bendición el nacimiento. Fue duro y doloroso para ella, tanto que al hacer el ultimo esfuerzo para pujar quedó desmayada sin haber podido ver si quiera la cabeza de su buscado hijo, por otro lado, el Rey no podía creer lo que veían sus ojos, parecía un sueño hecho realidad, allí estaba el fruto de todo su amor. La reina despierta, abre sus ojos y lo primero que vislumbra es una radiante y hermosa luna totalmente llena, baja la mirada y ve que tiene a su hija en sus brazos, y como si el nombre hubiese sido un regalo del cielo dijo “Te llamarás Luana”.

La niña creció sin muchas dificultades, con todas las comodidades dignas de una princesa, aunque forjando un carácter distintivo y a veces denominado fuerte, luego empezó a estudiar canto para perfeccionar la bella voz con la que había sido dotada. Para la edad de 14 años ya era toda una señorita, fina y elegante. Un domingo por la tarde, mientras disfrutaba de su habitual paseo por los parques del castillo decide ir al lago a cantarle a los pájaros y hacer con ellos un duelo de melodías. Ubicado tras los jardines reales, el lago era un lugar maravilloso, haciendo honor a su nombre, lago del amor, tenía una forma asemejable a la de un corazón y allí acudían las más hermosas aves de la región. A Luana le encantaba ir allí para relajarse y expresar su arte libremente, sin la mirada de un ojo experto corrigiéndola, siendo libre para dejarse fluir sin temor, con su canto soñaba algún día encontrar el amor que tanto buscaba, si bien era una niña joven, tenia mucha esperanza de encontrar alguien que le de el cariño que sus padres no supieron darle. Estaba atardeciendo y el sol se alejaba, ella sabía que tenía que volver, pero su cuerpo no la dejaba, la voz le salía desde el alma y emitía un sonido tan armonioso que las aves se paraban a escucharla, de repente pasó algo inesperado, el canto de Luana calló, tapada por otra voz igual o más bella que la suya, pero era la voz de un joven, ella sintió la necesidad de ir tras esa voz que tanto la había cautivado, camino hacia el bosque, la voz se hacía más fuerte, era allí, ella sabia que estaba parada en el lugar correcto,  pero no podía ver nada, de pronto, al alzar la vista, estaba él, un niño de su misma edad sentado sobre la rama de un árbol, al verlo le recorrió una sensación que nunca había sentido, iba más allá de la música, y como por arte de magia los dos empezaron a cantar al unísono fundiendo sus voces en una canción de amor que flechó sus corazones.

El chico se llamaba Isaías, era hijo de la sirvienta más antigua del castillo y él se encargaba de hacer arcos de madera para el ejercito del Rey, su historia pasada era muy monótona, viviendo desde siempre dentro de un lugar no muy privilegiado del castillo y haciendo siempre la misma labor desde pequeño, su padre los había abandonado al haber sido despojado del pueblo por discutir con el Rey .

Allí comenzó una historia de amor entre la princesa heredera y el hijo de una sirvienta, que luego de 5 años y tras haber cumplido la mayoría de edad se fueron a vivir juntos para poder proyectar su futuro y vivir siempre felices, al menos esa era su idea…

Luego de tantos años juntos estaban pensando en contraer matrimonio y así sellar todo el amor que sentían. La idea de formar una familia era un deseo que tenían hace algún tiempo, pero tuvieron que pasar 3 años más para que tomaran la decisión de buscar un hijo. Pasadas tres semanas de la ultima vez, pero sin dudas la mejor noche que hicieron el amor, Luana comenzó a sentir que algo pasaba dentro suyo, algo se estaba formando, antes que se haga notorio para el pueblo decidieron hacer un anuncio público para confirmar el rumor que se venía escuchando, una semana después se dio a conocer la verdad, estaban esperando un hijo, el mensaje se extendió a lo largo de toda la región alegrando a toda persona que recibía la noticia, les llegaron cartas de felicitación de todas partes del continente, de reinados que ni siquiera conocían. Todos estaban contentos con el embarazo, todos menos una sola persona, una bruja del reino vecino que era conocida por hacer sufrir y arruinarle la vida a los que eran felices, gozaba con la desgracia de los demás, para lograrlo usaba todo tipo de conjuros, hechizos y pociones mágicas, buscaba el punto débil de la persona y la hería donde más le dolía, eso era lo poco que se sabia de la bruja llamada Elisa, luego de enterarse de la noticia comenzó a elaborar pociones y crear fórmulas para derrocar a su peor enemigo, el amor.

A los cinco meses del anuncio ya el embarazo era evidente, y el amor de Isaías y Luana aumentaba cuando imaginaban tener una nena, ese era su sueño. Una mañana, temprano, llega un mensajero del palacio diciendo que a la puerta del castillo había llegado un obsequio para Isaías, estaba totalmente cerrado y sin firma del remitente, a la pareja le sorprendió ya que era pronto para recibir regalos por el bebe, pero la curiosidad pudo más y él lo abrió, era un perfume de color verde oscuro y con un aroma peculiar, lo sedujo la fragancia y se lo aplicó, acto seguido le dijo a su amada que tenía algo muy importante que resolver y se marchó, para volver recién al anochecer y sin dar explicaciones, aquella noche durmieron distinto, distantes, ella lo notó y soltó una lágrima silenciosa. Las noches pasaban y todas eran iguales, el frío los había invadido, y el calor poco a poco se apagaba acorde se acercaba la fecha del nacimiento, Ella soportó los casi tres meses restantes mientras él seguía actuando de manera extraña, todos los días despertaba, se ponía su perfume y partía, solo volvía para cenar y dormir, ella por miedo a que pase lo peor decidió no preguntarle la verdad y se hizo esclava de la angustia.

El día tan esperado por fin había llegado, apenas estaba amaneciendo y los primeros rayos del sol penetraban la ventana de la sala inundada de amor, Luana estaba sufriendo mucho dolor, era su primer parto, hacía mucha fuerza, pujaba y pujaba pero todavía no salía, seguía haciendo mucho esfuerzo, hasta que el alivió se apoderó de ella, ya estaba en el mundo la nena más hermosa de todo el continente, con sus rizos de oro, sus pequeños ojitos con tintes color celeste, su tez blanca como la luna, su carita angelical y divina, Isaías estalló de amor al verla y Luana rompió a llorar, no era de felicidad, sino porque ella sentía que él había permanecido con ella hasta el nacimiento y temía perderlo. En honor a la mítica diosa de la belleza, se llamó Iara.

El temor de Luana se hizo realidad un mes después de la llegada de Iara, Isaías marchó sin motivo y con él se fueron todos los sueños, planes, proyectos futuros y toda esperanza de darle a su hija una vida normal. Pocos días después la princesa recibe una carta anónima redactada por una mujer y decía:

“Luana, princesa real: Isaías está conmigo, se alejó para siempre de tu lado para enamorarse de mi, no lo busques porque no tienes oportunidad, es mío. Cuida bien a tu hija o también podrías perderla. Elisa”.

Dolorida, la futura reina acudió a su poderoso padre implorando su ayuda, él tenía contactos por todo el continente y podría conocer a Elisa y saber porque hizo semejante acto de crueldad. El Rey obligado por la tristeza de su hija accedió a contarle la verdad… Hace 22 años, un helado día de otoño en una noche donde el cielo era un manto de estrellas y las nubes se escondían para admirar de reojo tan magnífico paisaje, ocurrió un hecho milagroso, una bella mujer estaba apunto de parir, y al dar a luz, el médico le dijo al flamante padre que eran dos, habían nacido mellizas, pero eso más que una bendición era un problema ya que sólo se podía tener hijo un por familia, por lo que el padre toma la decisión mas difícil de su vida y seleccionó a la niña que iba a sobrevivir, dejando a la otra indefensa nena para el sacrificio, el médico acepto ser él quien se deshaga de la niña, pero el padre se negó rotundamente a que alguien más terminara con la vida de su hija, debía ser él quien lo haga, por lo que tomó las riendas de la situación, alzó a la niña y se alejó, llevándose a su hija a las afueras del castillo para terminar con su vida, pero el amor de padre a hijo fue más fuerte que su deber y no tuvo el valor para hacerlo, por lo que dejó a la suerte de la naturaleza la vida de la pequeña, nunca más se supo de ella hasta que el padre, en una visita al reino vecino la reconoció al instante al ver que tenia los mismos ojos que su otra hija, sólo preguntó su nombre y la respuesta fue Elisa. Pero aquella recordada noche también tuvo una niña elegida, y esa niña fue llamada Luana. Desde que Elisa se enteró que el Rey era su padre y la princesa su hermana se juró hacerle pagar todo el dolor sufrido. Para vengarse fabricó una poción que vencía las leyes lógicas del corazón y lograba enamorar a un hombre, con un aroma hipnotizante en forma de perfume, usando la magia negra logró llevarse a la fuerza lo más querido por Luana, el hombre de su vida.

La, ahora, infeliz princesa al enterarse de esto sufrió una decepción terrible de su vida, sintió que se le venía el mundo abajo, su hermana le había robado lo mas importante de su vida, el padre le había ocultado la verdad durante tantos años, y su madre nunca le había prestado la atención suficiente en su crecimiento, siendo las sirvientas y mucamas las encargadas de criarla. Pensó en todo eso y una flecha le atravesó el cuerpo, pero en ese mismo instante se acordó que se estaba olvidando de algo, ya no estaba sola, ahora tenía una nueva persona a su lado, tenía a su preciosa hija como fuerza motriz de su vida, esa lucecita que le alumbraría en camino a cada paso y cesaría toda oscuridad de las adversidades futuras, se le llenó el corazón, habían vuelto sus ganas de seguir adelante.

Motivada por sus impulsos y la necesidad de querer alejar a su hija de ese ambiente y poder darle un futuro prospero se escaparon de la vida de excentricidades y lujos pero también de poco cariño y afecto para ir a conocer nuevos rumbos, ver más allá del horizonte, explorar otras realidades, luchando codo a codo con su hija para lograr un futuro diferente.

No se sabe donde fue, no se sabe donde está, no se sabe como está, lo que si se sabe es que fue una mujer luchadora y nada ni nadie la va a detener en su misión de conseguir todo lo que se proponga. Hoy ya no es más una princesa, hoy es una madre dispuesta a darlo todo por su hija.

Recuérdenme, me llamo Luana.

Gerardo Melis – 02/08/2012

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